Por: Octavio Díaz G.L.
En la última hora
una mirada vaga
no sabe asirse
al hito de realidad
desvanecida:
desvanecida:
la soledad
es tránsfuga
es tránsfuga
alucina y quema
consume.
Lluvia de quejas pertinaz.
La margarita se deshoja y….
un jaque mate al corazón
acaba por doblar al rey.
De repente, como se muere,
también se nace.
En el primer minuto
cobró sentido la circunstancia
que inició reloj en mano.
Luego la vida en ese largo en
medio del que nada queda
transcurrió al filo del mundo
en el cauce del río más
antiguo que fluye
con sus aguas
que bañan sin ser las mismas.
que bañan sin ser las mismas.
Pero, ineludibles,
agua tiempo
para el mortal se agotan,
agua tiempo
para el mortal se agotan,
y con precisión pero sin saña
llevan al último minuto:
La sangre se niega a correr
cansada y consumida
como todo lo demás.
Transcurridos todos los segundos
más rápidos que el fin,
los ojos se queman de
ausencias
cauterizados por el vacío que
hiere:
Ni ceremonia, ni palabras
nada se tenía previsto
porque nadie prevé lo anticipado.
Descendió a la nada convertido en polvo
sin soplo que alentó aventuras
convertido en quehacer cansado
ahíto de ocupación monótona
sin quiebre.
Y entonces
sin aliento fue
final
y punto.
¡Hermoso! Realmente difícil escribir poesía. Me parece muy atinado el sentido visual que soporta la temática del poema. Muy lindo.
ResponderEliminarGracias Male. Dificil pero hay que arriesgarse a ponerlo aunque sea aqui. Por cierto nunca acaba de corregirse.
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