Por: Octavio Díaz G.L.
Era octubre, los pájaros emigraban.
Aún no eras territorio perdido.
Bajo el cielo transparente,
Me llegaba tu aroma de lunas,
El sabor de Vía Láctea de tu pecho,
y tu pelo, cascada de fugaces.
El jardín se serenaba arrullado por grillos.
Eras tu y tu simiente a la que aspiraba.
Noche de caricias frágiles
Mis manos te alcanzaban pero no se afianzaron
Se deslizaron como todo tiempo.
La noche transparente pero fría
Vio alejarse tu cuerpo hecho sombra.
Quedó soledad y silencio
Territorio vacío, tierra baldía.
Me quedó un beso esgrimido falsamente.
Me quedaron argumentos de nostalgias.
Te alejaste con octubre, ya desvanecido.
No fuiste mi destino.
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